Los mendigos y vagabundos son personas sin recursos económicos y sin un hogar. No tienen acceso a las posibilidades laborales, políticas y culturales a los que otros, que conforman la mayoría y la norma social sí tienen acceso y disfrute.
La escasez de recursos sociales y sanitarios, y la consiguiente aparición de patologías mentales o problemas con algunas adicciones hacen de este colectivo un claro ejemplo de marginación y exclusión social.
Debemos pretender realizar programas individualizados, que permitan optar tanto a un nivel preventivo, como asistencial y de recuperación, atendiendo no sólo a las características comunes, sino en mayor importancia a la individualidad de la persona con la que intervenimos, a su propia biografía, a su historia y su proceso, para poder facilitarle una integración social.
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